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Be musician my cat!

lunes, 8 de octubre de 2007


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Versión gatuna de Para Elisa (de Beethoven)

Nora, la gran pianista de 4 patas


Grandioso... sin comentarios: El Ballet Gatuno



Y ¿que nos dicen los gatos? a título de broma ;)


Manifiesto Gatuno

25 08 2004

Probablemente les extrañará toparse con un gato que escriba, pero es una de las cosas que he aprendido de los humanos.

De éstos quiero hablarles.

Los humanos han destinado a lo largo de la historia multitud de tiempo y recursos a estudiar, observar y analizar a los gatos, y a sacar conclusiones sobre nuestro comportamiento, pero jamás se han preguntado por la forma en que nosotros les vemos a ellos.

Nosotros, los gatos, hemos pasado tantas horas durmiendo sobre los libros, ronroneando sobre las enciclopedias, que conocemos todas las palabras y somos capaces de contar todas las historias. No lo hacemos porque no hemos encontrado motivación para hacerlo, y porque en el fondo nos divierte observar. Sabemos que muchos humanos nos odian, porque nuestra silueta y nuestra mirada les inquieta y les confunde. Pocos humanos pueden sostener la impasible mirada de un gato. Ellos odian aquello que desconocen. A veces odian lo que conocen y necesitan. Curiosa especie.

Nosotros cazamos por simple necesidad de alimentarnos. Se escandalizan cuando nos sentimos obsequiosos y depositamos un pajarillo sobre el felpudo con intención de compartir con ellos nuestro alimento. Los humanos, sin embargo, se alimentan mediante un complicado proceso que hace que dediquen toda su atención, cuidados y esmero en la crianza y salud de otros animales, antes de desollarlos, filetearlos y devorarlos.

Siglos de impasible observación (¿quién ha visto sonreír a un gato? No tenemos tiempo) nos han llevado a conocer al hombre a través de sus deseos. Los vemos apresurarse, sentarse en los despachos, comer mediante complicados rituales, copular, tostarse al sol hasta autolesionarse, y hemos llegado a la conclusión de que les apasionan tres cosas: el sexo, el dinero y el poder. Pero principalmente el poder, puesto que el primero y el segundo no son sino herramientas necesarias para la obtención del último. Les vemos aniquilarse, romper lazos de sangre, excluírse y excluír de la manada, para conseguir riquezas, títulos, hermosas hembras o vehículos que despierten en sus congéneres ronroneos de admiración.

Nosotros, los gatos, desconocemos lo que es la envidia. Nuestras necesidades son alimentarnos, dormir las tres cuartas partes del día, tener un sitio caliente, y cortejar esporádicamente alguna gata con la que poder perpetuar nuestros genes.

Ustedes, humanos, ignoran que lo que es efímero no deja huella, y lo que se perpetúa en el tiempo es tan cambiante que no deberían intentar comprenderlo, sopena de sentirse seriamente frustrados. No hay nada estanco. No hay nada que exista realmente, ni la vida, ni siquiera la muerte. Un humano llamado Epicuro comprendió muy bien el dilema del no-ser, cuando afirmó que "La muerte no es nada para nosotros, una vez que el cuerpo y el cerebro se convierten en polvo y cenizas, no hay sentimiento ni pensamiento, y lo que no tiene sentimiento o pensamiento es nada para nosotros."

La muerte. Pesadilla del hombre, que se resiste a dejar de existir. Dedican su vida a diseñar vidas ultraterrenas que les aseguren, de algún modo, su no extinción, aseverando que la vida terrenal es efímera y poco importante, y sin embargo se contradicen, pues destinan el resto del tiempo, en magnitud infinita, a premiar o castigar lo que se haga en ella.

El hombre, capaz de lo mejor y lo peor, curioso bípedo que primero superpuebla el planeta, y a continuación inventa los más sofisticados y eficaces medios para acabar con quienes viven en él.

Dicen que sólo los tontos son felices. Pero observo que no hay humanos felices, de lo cual se podría deducir que no hay humanos tontos. O que hay tontos infelices. No sé. Voy a dormir un rato.

Un caluroso apretón de patas.

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